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Marcelo Kohn, Mario Vivado, parados Pablo Rosenblatt, Fernando Balmaceda y Álvaro Mardones
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“En el fondo la Fotografía es subversiva, y no cuando asusta, trastorna o incluso
estigmatiza, sino cuando es pensativa” (Barthes, 1989, 81).
Hablar de profundidad de campo, obturador, diafragma, ASA O ISO del rollo
fotográfico, cuarto oscuro, laboratorio fotográfico, y otros, es lenguaje del pasado,
como lo es para la mayoría la fotografía análoga. En nuestros días donde todos
somos fotógrafos, con nuestros celulares, somos capaces de autofotografiarnos o
hacer selfies, las máquinas análogas son cosas del pasado. Pero hay elementos en
la fotografía que no cambiaran, que son esa capacidad de captar, aunque
intuitivamente, el motivo por el cual decidimos grabar el momento en que sucede
algo importante para nosotros, o sea el componer. La composición que es lo que
hace que la fotografía sea un arte.
He tenido la suerte de conocer a un grupo de fotógrafos chilenos que con su
intenso y laborioso trabajo se han ganado un lugar en el arte de la fotografía. Ellos
hicieron de la fotografía un sentido de vida, se consagraron a ella, con toda la
pasión requerida para hacer de esta un arte.
La fotografía en manos de seres libres impetuosos, que con su cámara construyen
la historia de la ultima década de la fotografía análoga es un camino lleno de
creatividad. Con ellos nace ese espíritu noble de compartir, de entregar la mirada
a un publico que reconoce en ellos a unos héroes, que nos relatan la vivencia de
tiempos compulsos.
Alrededor Jaime Goycoolea y Julia Toro, en los años 70 del siglo pasado, se formó
una especie de colectivo de fotógrafos, donde convivieron por años, Alvaro
Mardones , Mario Vivado, Fernando Balmaceda, Inés Paulino, Marcelo Kohn , Pablo
Rosenblatt y Jorge Brantmayer. Todos ellos eran fotógrafos analógicos que
inmortalizaron con sus miradas esos tiempos de desesperanza.
Destaco a Franklin Jaime Goycoolea, como la persona de mayor talento y
creatividad en el arte fotográfico, sin lugar a dudas, su mundo, es un mundo
inscrito en la imaginación pura de lo trascendente y ha logrado conmover a sus
espectadores al captar un mundo a veces invisible para la mayoría.
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Álvaro Mardones, Fernando Balmaceda, Pablo Rosenblatt, atrás Mario Vivado y Marcelo Kohn
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El fotógrafo Jaime Goycolea. Santiago de Chile, 1981. Foto: Elías Adasme. |
Los paisajes mal copiados sucios aportan a esas fotos un aliento de verdad un dejo
de creencia del instante conformando universos paralelos, a los cuales estamos
acostumbrados de recibir productos edulcorados de supermercados. Goycoolea es
la anti fotografía de esos retratistas de los años treinta.
El trabajo de Julia Toro, ampliamente difundido y reconocida por su capacidad
intelectual, es tal vez la más conocida entre todos los integrantes del grupo, sin
restarle méritos, el resto del grupo tienen una meritoria trayectoria.
Dos fotógrafos unidos en la aventura de vivir el día a día, donde la mirada de uno
se contrapone a la del otro. Julia Toro se nutre con el hacerles retratos, desde el
pequeño Mateo Goycoolea al Enrique Lihn, mientras que Jaime Goycoolea busca el
entorno, el paisaje urbano desconociendo al hombre, es su sombra la construcción
de su foto.
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Álvaro Mardones
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Fernando Balmaceda (1956) se ha relacionado con la fotografía desde siempre. Su
padre hacía películas y en su hogar había laboratorio fotográfico. Durante años,
tanto en Francia como en Chile, hizo fotografía personal y luego se dedicó a la
publicidad. En esta serie de fotografías de jovencitas, Balmaceda usó siempre luz
natural de ventana, blanco y negro, encuadre apaisado, fondo neutro y con una
mínima producción. Como señala el autor, “como el grupo Dogma, menos, es más.
Pensé al hacer las fotos que serían como las distintas piezas de un puzzle y que al
verlas juntas habría una sorpresa sobre todo para mí”.
Jorge Francisco Brantmayer Barrera nació el 11 de octubre de 1954 en Santiago,
Chile. Estudió Licenciatura en Artes mención pintura en la Universidad de Chile
entre 1974 y 1979, teniendo entre sus profesores a Adolfo Couve y Luis Lobo
Parga. En paralelo, desde 1976, se formó en fotografía profesional en la Escuela de
Foto Arte de Chile, disciplina que le ha apasionado y practicado desde su época
escolar.
Entre sus exposiciones individuales destaca Cautivas (2007-2008) en el Museo
Nacional de Bellas Artes, en Santiago, y en el Museo de Arte Contemporáneo de
Valdivia. Así como el proyecto Muchedumbres, realizado desde el año 2011, el cual
ha dado origen a diversas muestras tanto en Chile como en el extranjero. A esto
se suma la circulación de su obra en exhibiciones colectivas por Bolivia, Perú,
Ecuador, Argentina, Brasil, España y Bélgica. En 2004 integró el colectivo 5+ junto
a Pilar Cruz, Mariana Matthews, Mario Fonseca y Rafael Edwards (1950).
Ha recibido numerosas distinciones, entre ellas las otorgadas por el Círculo de
Críticos de Arte de Chile, quienes lo han premiado en tres ocasiones (2007, 2010 y
2017). Además, fue acreedor del premio Altazor en cuatro versiones (2000, 2008,
2009 y 2013).
En su obra ha abordado temáticas diversas, entre las que tiene una fuerte
presencia el retrato, realizando series de inmigrantes, estudiantes y mujeres
privadas de libertad, entre otros. Junto con ello, ha creado y fotografiado escenas
perfomáticas en las que el cuerpo de los participantes se enfrenta a chorros y
manchas de pintura y otras substancias. Además, ha capturado escenas citadinas
en diversas urbes del mundo, así como también objetos a partir de los cuales
realiza series, por ejemplo, de elementos naturales con forma de corazón, o de
elementos tecnológicos obsoletos a los que ha sometido a altas temperaturas. A
esto se agrega que ha efectuado registros fotográficos de las obras de numerosos
artistas, entre ellos Arturo Duclós, Eugenio Dittborn y Samy Benmayor.
En paralelo a su trayectoria artística ha ejercido la docencia en la Universidad del
Desarrollo y en la Universidad Diego Portales, en Santiago. A su vez se ha
dedicado a la fotografía comercial. En 1979 viajó a Venezuela donde realizó
fotografías en distintos países latinoamericanos por encargo de la Universidad
Central de dicho país. En 1988 creó Brantmayer Estudio Fotográfico enfocado a
imágenes editoriales y publicitarias.
Marcelo Kohn. Perros y gato. Fotógrafo y cámara, casa y estudio. Todo
conviviendo bajo el mismo techo, todo ocurriendo al mismo tiempo en el lugar
desde donde surgen las imágenes comerciales y de autor del fotógrafo Marcelo
Kohn.
“Esta es mi casa desde los 16 años”, cuenta Marcelo sobre el recinto anexo a la
gran bóveda de madera y techo circular que es su estudio; un espacio contiguo a
una antigua edificación de 1945 que, con la ayuda del arquitecto Jorge Broughton,
hace cinco años se rediseñó obteniendo un sitio “similar a un hangar de avión”. La
ampliación se efectuó con la técnica de construcción con fardos de paja forrados
luego en madera.
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Álvaro Mardones
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Fotógrafo autodidacta desde hace más de 30 años, judío de tradición, ateo por
convicción y apasionado observador de la ciencia y la biología, Marcelo comenta
que la temática de sus fotos siempre comienza desde una reflexión personal, que
puede ir desde su admiración por la ciudad de Valparaíso hasta el asombro por una
fruta en descomposición.
Hoy les tengo un dato interesante, porque el fotógrafo Marcelo Kohn abrió su
cocina al público hace un par de años para los amantes de la gastronomía. En un
gran salón de techos altos, telas de colores y una mesa larga, los no más de 20
comensales se sientan para disfrutar de las comidas temáticas de Kohn, que
incluyen aperitivo, entrada, plato de fondo y postre con maridaje. Platos como el
strogonoff, penne alla vodka, pollo al coñac y más. Los interesados en ir deben
reservar antes en la página de Facebook "Desgutación gastronómica".
Álvaro Mardones (1955). En los años ochenta se crea Asociación Gremial de
Fotógrafos Independientes, AFI en la que participan fotógrafos formados con la
década, con un nuevo estilo y un nuevo enfoque, con una renovada filosofía de
comunicación. En ella participa Alvaro Mardones, junto a Kohn, Vivado, Paulino y
Rosenblatt, entre otros.
"Las Zonas Típicas de la comuna de Santiago, Patrimonio Arquitectónico y Urbano
de la Capital de Chile", constituye una investigación actual y necesaria que
contribuye en alto grado a valorar nuestro patrimonio. Las magníficas fotos en
colores las tomó Álvaro Mardones Saint-Jean.
Inés Paulino. El nombre de Inés Paulino dentro del patrimonio fotográfico nacional,
a ratos, suena como una incógnita: ¿quién fue esa mujer brasileña que se asentó
en Chile en los años 70 y que retrató a Enrique Lihn y a Nicanor Parra? ¿Dónde
están los registros de esta artista que, posteriormente, formó parte de la
Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI) y de la Revista APSI?.
Paulino llegó a Chile luego de estudiar Comunicación Audiovisual en Brasil, lo que
le permitió insertarse de manera fácil en el campo laboral, desarrollando el
fotoperiodismo en un contexto particularmente agitado para la política nacional.
Desde esa vereda capturó protestas, movimientos políticos, intelectuales e incluso
la vida bohemia de la época.
“Fundamentalmente, Inés se dedicó a la prensa. El 95 por ciento de su fotografía
tiene que ver con su trabajo. Ella incluso siempre ha postulado que no es una
artista, sino una fotógrafa y gran parte de sus registros se produjeron en una
época muy dura. Estábamos en plena dictadura de modo que el tema de las
imágenes es la calle y la política”, comenta Óscar Gacitúa, quien hoy es el
encargado de resguardar y catalogar el archivo de la autora que comprende cerca
de 50 mil imágenes. En este archivo las propuestas son variadas: van de retratos
a escritoras hasta figuras políticas como Jaime Guzmán, Ricardo Lagos y Patricio
Aylwin.
Al respecto, Gacitúa comenta: “Enrique Lihn, por ejemplo, fue un caso especial. Él
era el más cercano a ella de todos los artistas de la época. Entonces, cada cosa
que él hacía era registrado por Inés, ya sea teatro, películas o performances. A
Jaime Guzmán también lo fotografió varias veces”.
A fines de 2016, cinco mil negativos de Paulino fueron adquiridos por el del Archivo
Fotográfico y Audiovisual de la Biblioteca Nacional, lo que permitió que la fotógrafa
se transformara en la primera mujer en formar parte de esta colección. “Aquí
tenemos como 400 mil fotografías. Hay muchas tomadas por mujeres, pero no
están identificadas ni están en un conjunto fotográfico como es el caso de Inés”,
indica Soledad Abarca, jefa de esta unidad.
“Inés Paulino es una fotógrafa reconocida, pero, al mismo tiempo, bastante
desconocida por el público en general. Su trabajo en la revista APSI fue muy
activo. Tiene registros importantísimos de todo el tiempo de la dictadura y además
de movimientos sociales, políticos y mucho sobre el movimiento cultural de la
época. Ella tenía una cercanía muy particular con muchos artistas, poetas,
escritores, entonces hay como una mirada desde dentro de ese mundo que en esa
época estaba como en el apagón cultural”, añade.
Pablo Rosenblatt. Después de estudiar Medicina y Biología en la Universidad
Católica de Chile, donde se graduó con honores, Pablo Rosenblatt estudió Bellas
Artes, con mención en Cine, en la Universidad de York, Canadá. Desde muy joven
retrató sus impresiones con una Nikon y una Rollei 6x6. Fue entonces cuando las
imágenes subjetivas de Bill Brandt, Man Ray y Robert Frank le abrieron otro
mundo posible en la fotografía. En 1978 junto a sus colegas Mario Vivado, Álvaro
Mardones, Marcelo Khon y "Pitón" Balmaceda formó un recordado colectivo
artístico y profesional que se transformó en un amplio laboratorio de investigación,
en el sentido profundo de la palabra. Hasta 1986 desarrollaron una intensa
exploración fotográfica sobre el color, las cámaras de gran formato, el laboratorio
blanco y negro y el fotomontaje para efectos especiales. Realizaron numerosas...
Un rumor recorría los pasillos de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC, que a
fines de los 70 era un pañuelo. Se decía que en ese momento, plena dictadura,
autoridades de la Armada habían visitado al biólogo marino y académico de la
universidad Bernabé Santelices para encomendarle una misión estratégica: que
armara una expedición científica al extremo sur del país para explorar si era
posible sacarle partido a la Macrocystis pyrifera (el popular huiro). Era una
oportunidad importante en una época donde no había tantos viajes para
investigar. Pocos estaban enterados de que el objetivo científico era más bien una
pantalla para un fin militar ante una potencial guerra con Argentina.
En ese momento Chile y Argentina se disputaban las islas Picton, Nueva y Lénox, y
ante un posible reclamo argentino por estos territorios en el canal Beagle había
que montar una industria de lo que fuera en la zona para probar que el país hacía
soberanía. Y lo único que sabían era que ahí había huiros por montones,
precisamente lo que investigaba Santelices. “Era un problema de Estado contra
otro Estado y podíamos usar un trabajo científico para resolver el conflicto”,
recuerda el académico. registro
histórico”, le ofreció el veinteañero Pablo Rosenblatt. “Yo lo conocía y sabía el
potencial de Pablo en lo que quería hacer y era interesante dejar registrada la
expedición”, comenta Santelices. Ese fue el primer documental de este personaje
que desde entonces se convirtió en uno de los principales divulgadores de la
ciencia en Chile, responsable, por ejemplo, del programa Enlaces que tuvo TVN y
de Mentes Brillantes, una serie documental que muestra la vida de los premios
nacionales de ciencias cuya tercera temporada se estrena en octubre en UCV TV.
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Álvaro Mardones |
Mientras formaba el equipo que lo acompañaría, el
científico se encontró con un estudiante de biología al que le gustaba sacar fotos y
filmar. “Llévenme y documentamos la expedición. Esto va a ser un
Mario Vivado. Se desempeña en la fotografía desde 1977. Desarrolla en aquellos
años una innovadora técnica de efectos especiales que aporta imágenes
impensables ayudando al proceso creativo de las agencias y sus clientes para las
más exigentes campañas publicitarias. Investiga en la expresión humana del
cuerpo y el rostro a través de la foto teatral de danza y teatro con distintos grupos
y directores del medio.
Se destaca dentro del gremio y medio publicitario, siendo premiado y reconocido
con numerosas menciones por sus imágenes que alcanzan más allá de una técnica
impecable una gran expresividad que llegan a tocar y sensibilizar al espectador con
múltiples sentimientos.
Paralelamente a lo publicitario, trabaja constantemente en la fotografía artística
participando y colaborando con galerías y museos obteniendo logros y
reconocimientos a sus aportes creativos. Con el advenimiento de lo digital se
adapta y se impregna de lo que esta nueva tecnología le otorga y la aprovecha con
agradecimiento del desarrollo que les ofrece a sus nuevas creaciones. La
exposición “Lo que el Sida se llevó” consta de 24 imágenes, realizadas para
acompañar la performance homónima. Ésta consistía en la representación de un
dolido San Sebastián atravesado por jeringas. En una sesión de cuatro horas,
compartidas con vino y muchas risas, el fotógrafo Mario Vivado retrató a “Las
Yeguas del Apocalipsis”, con la supervisión de la bailarina Magaly Rivano para las
posturas corporales. Muchas de esas imágenes finalmente no se utilizaron para
acompañar la acción del Instituto Chileno Francés, y fuero exhibidas por primera
vez en D21. En ellas aparecen Casas y Lemebel caracterizados como
BusterKeaton, Marilyn Monroe, las hermanas de “La Casa de Bernarda Alba”, entre
otros personajes clásicos.
Con la colaboración de Jorge Zambrano como curador y director de arte, el
fotógrafo Mario Vivado elaboró un montaje especial para la galería D21, con obras
en blanco y negro tratadas con blanqueador, y color, que lograrán revivir a uno de
los colectivos más innovadores que ha tenido la escena artística nacional.
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Claudio Rodríguez - Mario Vivado
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Liliana Ross - Mario Vivado
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Loreto Valenzuela, Cristian Michaelsen - Mario Vivado
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Lecho del río - Mario Vivado
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